El paisaje de la playa de Tufia es completamente blanco y negro. En esta pequeña y escondida cala de la costa este de Gran Canaria se crea un contraste perfecto entre sus arenas de origen volcánico y las casas encaladas. Se trata de un rincón mágico donde relajarnos e incluso practicar alguna actividad acuática como el submarinismo.
Una cala asentada sobre un cono volcánico
El pueblo de Tufia se sitúa en el municipio de Telde, al este de la preciosa isla de Gran Canaria. Frente a su entramado de pequeñas casitas blancas se abre paso la pintoresca playa homónima, que debido a su situación escondida, suele pasar desapercibida, pero descubrirla es una maravillosa sorpresa, una experiencia inolvidable que recordaremos para siempre.

Este bellísimo enclave nos espera con unas llamativas arenas negras de origen volcánico, bañadas por aguas tranquilas, limpias y cristalinas. A ello se suma el ambiente de calma de esta cala de 100 metros de largo protegida de los vientos alisios al estar orienta hacia el sur. Además, llama la atención que la playa se asienta sobre un antiguo cono volcánico.
Submarinismo y un antiguo asentamiento aborigen
Los fondos marinos de la playa de Tufia son sencillamente impresionantes. El snorkel y el submarinismo son dos de las actividades más populares en esta cala, y es que bajo su fondo marino encontraremos una impresionante biodiversidad. Y no solo eso, bajo el agua también hay diversas cuevas submarinas formadas tras una erupción volcánica, donde viven anémonas de gran tamaño, lady escarlatas, pulpos, chuchos negros… Después, bordeando el veril, podremos ver otras especies como bogas, fulas, roncadores o sepias.
Fuente: 20 Minutos