¿Te ha pasado que un pez parece seguirte durante toda una inmersión?
A algunos científicos también. Y ahora lo han comprobado: los peces pueden aprender a reconocer a sus buceadores favoritos.
Un estudio reciente, publicado por el Instituto Max Planck, demostró que dos especies comunes del Mediterráneo —la dorada ensillada y la dorada negra— pueden distinguir entre personas usando pistas visuales como el color del equipo de buceo.
La investigación se realizó en Córcega. Durante varias semanas, el equipo realizó inmersiones a baja profundidad. Una de las investigadoras, Katinka Soller, alimentó a los peces mientras usaba un chaleco de colores llamativos.
Después de varias sesiones, los peces comenzaron a seguirla incluso cuando ya no recibían comida. Para comprobar si era ella o el color lo que reconocían, introdujeron un segundo buceador con otro traje.
¿El resultado? Los peces solo siguieron al que usaba el equipo que asociaban con la comida.
En una fase final, los dos buceadores usaron trajes idénticos. Sin el color como referencia, los peces ya no distinguieron quién les daba la recompensa. Volvieron a seguir a ambos por igual.
Esto sugiere que no están reconociendo a la persona, sino asociando visualmente un estímulo (el color) con una experiencia positiva (comida).
Este hallazgo no solo es fascinante: también es importante para quienes estudian peces.
Si los animales marinos comienzan a asociar a ciertos buceadores con recompensas, pueden alterar el comportamiento natural que se quiere observar.
También refuerza la idea de que los peces no son tan simples como parecen.
Estudios previos ya habían demostrado que tienen memoria, reconocimiento facial y capacidad de aprendizaje.
Bajo el agua, los buceadores también usamos señales visuales para reconocernos. El color del traje, las aletas o el estilo del equipo nos permite identificar a nuestro compañero. Los peces, al parecer, han aprendido a hacer lo mismo.
Los investigadores ahora quieren probar si los peces pueden distinguir rasgos humanos como el rostro, los ojos o el cabello. Por ahora, ya sabemos que el color de tu traje puede convertirte en el favorito de un cardumen.
Fuente: National Geographic