La importancia del control emocional ante una emergencia
Durante una situación inesperada, el cuerpo activa respuestas fisiológicas como aumento de frecuencia cardíaca, respiración acelerada o tensión muscular. Estas reacciones pueden dificultar la toma de decisiones y el uso eficiente del equipo. En el entorno acuático, donde la orientación, la flotabilidad y la visibilidad varían constantemente, mantener la calma en el agua se vuelve crítico. Reconocer los primeros signos de pánico ayuda a interrumpir el ciclo antes de que avance. La respiración profunda y consciente reduce la ansiedad, estabiliza el ritmo cardíaco y permite recuperar claridad mental. Repetir mentalmente instrucciones simples favorece el enfoque. La calma no elimina el riesgo, pero evita acciones impulsivas que agravan la emergencia.
Técnicas para recuperar el control en una situación acuática
Cuando una persona se siente desorientada, cansada o atrapada por una corriente, detener el movimiento es la primera medida recomendada. Flotar boca arriba, conservar energía y evaluar el entorno permite analizar rutas de salida o puntos de apoyo. La respiración continua, lenta y por la nariz evita hiperventilar. Mantener la vista hacia la superficie y buscar referencias visuales reduce la sensación de aislamiento. Si se está acompañado, establecer contacto verbal o visual refuerza la confianza. Señalizar ayuda mediante gestos claros facilita la intervención de rescatistas o compañeros de buceo. Evitar maniobras bruscas favorece la flotabilidad y previene calambres. La práctica regular de estas técnicas en entrenamientos o piscinas aumenta la capacidad de aplicarlas bajo presión.
Preparación previa como herramienta para evitar el pánico
La calma durante una emergencia no surge de manera improvisada. Conocer el entorno, las corrientes, las entradas y salidas del agua reduce la incertidumbre. Usar equipo en buen estado, ajustado correctamente y familiarizado previamente disminuye fallas operativas. Informar el plan de actividad a terceros asegura una respuesta más rápida en caso de incidentes. La educación continua en seguridad acuática, primeros auxilios y rescate mejora la autoconfianza. Escuchar al cuerpo, respetar límites físicos y detener la actividad ante signos de agotamiento fortalece la prevención. La preparación anticipada permite reaccionar con lógica en lugar de miedo, lo que aumenta las probabilidades de superar la emergencia sin lesiones.
Fuente: American Red Cross



